domingo, 25 de enero de 2009

Latinoamericanos vamos por el SI!


Este post fue extraído del Blog boliviateamo y nos dá una idea de la la situación que atraviesa Bolivia y de lo que hoy, 25 de enero, el pueblo boliviano a través de un referendum vota.



Bolivia acudirá el domingo a un referendo que busca dotar al país de una nueva Constitución tras un traumático proceso de tres años en los que el país estuvo al borde de una guerra civil por la oposición de cinco regiones rebeldes. La consulta también dirimirá acerca de la superficie máxima de la propiedad privada de la tierra, entre 10.000 y 5.000 hectáreas.


El referendo constituyente fue convocado tras un consenso alcanzado en octubre pasado en el Congreso bicameral entre el oficialismo y la oposición, para atajar una escalada de violencia que en setiembre estalló en Santa Cruz y Pando con un saldo de al menos una docena de campesinos leales a Morales muertos. Esta escalada, que hizo temer una guerra civil, mostró las enormes diferencias entre un gobierno central empeñado en sacar adelante su Constitución y prefectos y dirigentes civicos de Santa Cruz, Tarija, Chuquisaca, Beni y Pando, los más opositores al presidente Evo Morales, escudados en sus derechos autonómicos y directamente considerados como “separatistas” por el gobierno. Los prefectos rebeldes y los líderes cívicos de esas regiones (los de La Paz, Oruro, Cochabamba y Potosí son afines a Morales) mantienen entonces su oposición porque afirman que la autonomía departamental no está fielmente reflejada en el texto constitucional.


A pocos días del referendo, los líderes civiles y los prefectos de esas regiones, además de sectores de la oposición de derecha, instan a la ciudadanía a votar por el No a la nueva Carta Magna, hecha a la medida de Morales: estatista e indigenista. El proceso inicial para llegar a esta Constitución tampoco fue fácil: la Asamblea Constituyente sesionó 16 meses sin acuerdos y al final aprobó a mano alzada, sin la presencia de la oposición y en una sede militar, más de 400 artículos, una situación juzgada escandalosa por los opositores.


A la vorágine política boliviana, se sumaron fuertes roces del presidente con sectores importantes de la sociedad como la Iglesia Católica y la prensa, virtualmente intocables a lo largo de la historia nacional.Los periodistas denunciaron que en el texto constitucional -que luego fue moderado en el acuerdo parlamentario- el gobierno quería imponer una suerte de ley mordaza, mientras los obispos católicos y religiosos de otras denominaciones consideran que la nueva Carta abre la posibilidad al aborto o al matrimonio entre homosexuales.

Los empresarios y los principales líderes políticos, como el ex presidente Carlos Mesa y el ex vicepresidente Victor Hugo Cárdenas, ambos vinculados al depuesto mandatario Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-97 y 2002-2003), manifestaron su oposición a la Carta y anunciaron que votarán por el No. Los prefectos de Santa Cruz, Beni, Chuquisaca y Tarija (el de Pando, Leopoldo Fernández, está preso bajo sospecha de haber ordenado la masacre de campesinos en su región en setiembre pasado) dicen que su posición es que la nueva Constitución no entre en vigor en las regiones donde triunfe el No.


“La norma dice que con el 51% se gana, pero me pregunto por la legitimidad del proyecto constitucional; basta que sea rechazado en un departamento para que se inhabilite su aplicación”, dijo el diputado opositor Antonio Franco, representante de Santa Cruz, bastión de la oposición a Morales. El vicepresidente Alvaro García replicó que “lo que cuenta es el resultado nacional”.

viernes, 2 de enero de 2009


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Con ideas socialistas, comunistas y antiimperialistas.Unión de los países de América central y sur.Sin fronteras ni diferencias.Igualdades plenas.

jueves, 1 de enero de 2009

50 años de la revolución Cubana.


“Nuestro campo de batalla abarca todo el mundo”, insistía Fidel cada vez que podía. Nosotros seguimos creyendo en eso. ¿Está mal?
Que la revolución cubana no abandone ese internacionalismo resulta esencial para su supervivencia. No es la política diplomática del “buen vecino” la que frenará la voracidad y la agresividad del imperialismo sino la emergencia de nuevas luchas radicales y el fortalecimiento de las que ya existen.
Seamos claros en este sentido y evitemos cualquier posible ambigüedad. Nos repugna el lenguaje de los eufemismos y las medias tintas. Sólo la verdad es revolucionaria. Hoy más que nunca hay que apoyar las luchas de la insurgencia en América Latina como la mejor manera de solidarizarnos y defender la revolución cubana. Para que Cuba no siga peleando solita frente al imperio más poderoso de la Tierra hacen faltan nuevas resistencias. Y cuando hablamos de insurgencia nos referimos explícitamente a la mexicana y a la colombiana, pero principalmente a ésta última, bastante más poderosa y mucho más radical que aquella otra (no casualmente mucho más demonizada desde el macartismo yanqui y sus medios de masivos de manipulación que pretenden asociarla con el narcotráfico o deslegitimarla llamándola “terrorista”). A no engañarnos, compañeros y compañeras. Cada golpe dado por la insurgencia contra los gringos en Colombia resulta infinitamente más solidario con la revolución cubana que mil turistas que pasean bronceados y se toman fotos por las playas de Varadero.
Cuba y su revolución, tan querida y tan admirada por todos nosotros, no pueden ni deben abandonar a los movimientos sociales latinoamericanos ni darles la espalda a las experiencias políticas más radicales en aras del entendimiento o la convivencia diplomática con gobiernos que, supuestamente, no atacan a Cuba.La mejor solidaridad con la dignidad de esta revolución caribeña que hoy cumple 50 años y con su heroico pueblo que la ha sostenido cada día y cada minuto frente a la bestia imperial, la solidaridad más eficaz, la más digna, la más justa, la más realista, consiste en continuar la confrontación contra el capital, organizarse, prepararse para acelerar las luchas, recuperando el espíritu de ofensiva de los años ’20 y los años ‘60, combatiendo al imperialismo donde quiera que esté.
Seamos realistas. Pisemos firme. No nos mareemos. Necesitamos ubicarnos en nuestra época. Pues bien. Ya no estamos en el desierto de los años ’90, la situación latinoamericana ha cambiado. Tenemos que dejar la mentalidad defensiva de aquellos años tristes y mediocres posteriores a la caída del muro de Berlín y la derrota del sandinismo en Nicaragua. La impostergable solidaridad con la revolución cubana tiene que tener en cuenta ese dato.
En las nuevas luchas que se avecinan en este siglo XXI la bandera gloriosa de la revolución cubana seguirá flameando. En cada barrio, en cada fábrica, en cada hacienda, en cada escuela, en cada selva y en cada montaña en que se levante una nueva generación insurgente y revolucionaria habrá corazones palpitando junto a Cuba.
Estamos seguros que los trabajadores, las campesinas, los estudiantes, las mujeres, los defensores del medio ambiente, las guerrilleras, los combatientes y todos los militantes latinoamericanos por el socialismo seguirán llevando en el corazón la estrella incandescente de la revolución cubana, junto a la alegría y al ejemplo de su pueblo.
¡Salud queridos hermanos y hermanas de Cuba!
Nos seguiremos encontrando en la lucha...
Hasta la victoria siempre!