Este post fue extraído del Blog boliviateamo y nos dá una idea de la la situación que atraviesa Bolivia y de lo que hoy, 25 de enero, el pueblo boliviano a través de un referendum vota.
Bolivia acudirá el domingo a un referendo que busca dotar al país de una nueva Constitución tras un traumático proceso de tres años en los que el país estuvo al borde de una guerra civil por la oposición de cinco regiones rebeldes. La consulta también dirimirá acerca de la superficie máxima de la propiedad privada de la tierra, entre 10.000 y 5.000 hectáreas.
El referendo constituyente fue convocado tras un consenso alcanzado en octubre pasado en el Congreso bicameral entre el oficialismo y la oposición, para atajar una escalada de violencia que en setiembre estalló en Santa Cruz y Pando con un saldo de al menos una docena de campesinos leales a Morales muertos. Esta escalada, que hizo temer una guerra civil, mostró las enormes diferencias entre un gobierno central empeñado en sacar adelante su Constitución y prefectos y dirigentes civicos de Santa Cruz, Tarija, Chuquisaca, Beni y Pando, los más opositores al presidente Evo Morales, escudados en sus derechos autonómicos y directamente considerados como “separatistas” por el gobierno. Los prefectos rebeldes y los líderes cívicos de esas regiones (los de La Paz, Oruro, Cochabamba y Potosí son afines a Morales) mantienen entonces su oposición porque afirman que la autonomía departamental no está fielmente reflejada en el texto constitucional.
A pocos días del referendo, los líderes civiles y los prefectos de esas regiones, además de sectores de la oposición de derecha, instan a la ciudadanía a votar por el No a la nueva Carta Magna, hecha a la medida de Morales: estatista e indigenista. El proceso inicial para llegar a esta Constitución tampoco fue fácil: la Asamblea Constituyente sesionó 16 meses sin acuerdos y al final aprobó a mano alzada, sin la presencia de la oposición y en una sede militar, más de 400 artículos, una situación juzgada escandalosa por los opositores.
A la vorágine política boliviana, se sumaron fuertes roces del presidente con sectores importantes de la sociedad como la Iglesia Católica y la prensa, virtualmente intocables a lo largo de la historia nacional.Los periodistas denunciaron que en el texto constitucional -que luego fue moderado en el acuerdo parlamentario- el gobierno quería imponer una suerte de ley mordaza, mientras los obispos católicos y religiosos de otras denominaciones consideran que la nueva Carta abre la posibilidad al aborto o al matrimonio entre homosexuales.
Los empresarios y los principales líderes políticos, como el ex presidente Carlos Mesa y el ex vicepresidente Victor Hugo Cárdenas, ambos vinculados al depuesto mandatario Gonzalo Sánchez de Lozada (1993-97 y 2002-2003), manifestaron su oposición a la Carta y anunciaron que votarán por el No. Los prefectos de Santa Cruz, Beni, Chuquisaca y Tarija (el de Pando, Leopoldo Fernández, está preso bajo sospecha de haber ordenado la masacre de campesinos en su región en setiembre pasado) dicen que su posición es que la nueva Constitución no entre en vigor en las regiones donde triunfe el No.
“La norma dice que con el 51% se gana, pero me pregunto por la legitimidad del proyecto constitucional; basta que sea rechazado en un departamento para que se inhabilite su aplicación”, dijo el diputado opositor Antonio Franco, representante de Santa Cruz, bastión de la oposición a Morales. El vicepresidente Alvaro García replicó que “lo que cuenta es el resultado nacional”.
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