Por Norelys Morales Aguilera
Cada vez que la propaganda contra Cuba sube el tono, casi se satura, no me entero por los Buscadores de Internet, sino que los amigos me escriben y preguntan por la situación en la Isla. Les comento, les informo, publico en mis blogs.
Ahora el constante ataque mediático tomó un giro que llama mucho la atención y los argumentos y explicaciones a mis amigos en cartas privadas las hago públicas en este comentario.
Esperábamos la XVIII edición de la Feria del Libro en la Isla. Nuestra disidencia amaestrada tomó sus provisiones para desacreditar el suceso. El pasado lunes 16 de febrero en las afueras de la Fortaleza de La Cabaña, montaron una provocación.
Sospechosamente varios sitios como El País, de España, se hicieron eco de ella y se les escapó la presentación libros de importantes como los de Jostein Gaarder o el cancionero de Silvio. Total ellos estaban en otra cosa.
Mientras, los cubanos asistentes buscaban los textos o asistían a presentaciones culturales, con mucha presencia de jóvenes y niños, y apenas repararon en grupito que en las afueras del espacio ferial hablaba con reporteros. Era una presentación de un libro al margen de la Feria.
Orlando Luís Pardo Lazo el autor del susodicho libro, cuyo texto no se atrevió El País a reproducirles a sus lectores, so pena de observar la calidad artística y la fabulación ordinaria que habría evidenciado que no es la irreverencia de los verdaderos creadores, sino la de los que buscan un sitial en la contrarrevolución subvencionada.
Dice El País que el libro de Orlando Luís Pardo Lazo salió a la luz sin que la policía interviniese. Por su parte la bloguera estrella afirmó: “Vamos a ir pero tenemos muy claro que no vamos a derramar ni una gota de sangre. Si hay violencia, nos vamos. No estamos en ninguna trinchera”.
¿Quiénes están hablando de violencia?
Ernesto Hernández Busto fue el encargado de convocar a los medios y es quien ha afirmado que su “opinión más íntima sobre la situación cubana es que una intervención militar de EEUU sería la manera más rápida y productiva de acabar con el castrismo…".
Tiene Hernández Busto su derecho de comunicarse con quien entienda, pero sus afirmaciones de la fuerte represión y las golpizas, refutadas por los hechos, son mentiras que orbitan en crear un clima favorable a cualquier disparate contra la Isla.
Para estas personas la bandera nacional es “un trapo” y no me parece que hay demasiados cubanos dispuestos a aceptar tales desvaríos. La paciencia de las autoridades cubanas respecto a la actuación de estas personas insta a la moderación.
Pero, amigos, no sé cómo reaccionaría alguien si escucha frente a frente que le están ultrajando a la bandera, que es como mencionarnos a nuestra santa madre. Los cubanos, se sabe bien, no son una turba. Son miles los que a estas horas que escribo trabajan o estudian, sueñan y aman, crecen o se divierten.
El país sigue restañando los daños de tres huracanes con pérdidas millonarias, aún hay cubanos reconstruyendo sus casas, la salud y la educación de nuestra gente no son consignas, por no hablar de otros valores sagrados.
Hay voluntad de enmendar nuestras dificultades en un diálogo franco como debe ser en la Isla. Aunque nada transcurra sin contradicciones y tengamos también nuestros burócratas y egoístas de diferentes estatus o pelajes.
Lo que en nombre de sus creencias políticas, llamándose blogueros o artistas, recibiendo migajas e instrucciones, nunca debieran olvidar es que es legítimo el derecho a defender la Patria si se la sintiese agredida.
Quienes obran contra los símbolos y la dignidad de los cubanos, quienes incitan a la violencia, debieran pensar que hay cosas con las que no se juega. Y, digan lo que digan en los medios del capital internacional, en la Cuba proletaria, nos conocemos."
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